¿Es el Chocolate un producto de León?

Es en 1534 cuando el cacao llegó a España, traído de tierras de ultramar, y aunque fue en Nuévalos (Zaragoza) donde se fabricó chocolate por primera vez, se extendió por toda España durante el siglo XVI como remedio digestivo, estimulante y otros usos lúdicos para la aristocracia de entonces. Al principio solo para las élites, como rezaba el dicho popular: «No bebía del cacao, nadie que no fuese fraile, señor o valiente soldado» . Ya en el Siglo XVII empieza a popularizarse a todos los niveles, llega a todos las clases sociales y surge un auténtico «boom» del Chocolate. Pero, ¿podemos considerar el chocolate un producto de León?

El Chocolate llega a Astorga

Cuentan que un gran cargamento de cacao, sirvió como parte del pago que el propio Hernán Cortés aportó como parte de la cuantiosa dote de su hija María, que debía ser desposada en matrimonio pactado con Alvar Pérez de Osorio, heredero del marquesado de Astorga. Así fue como llegó el chocolate a la ciudad. No hubo matrimonio, pero aquellos granos de cacao germinaron en una gran industria.

No se sabe por qué, los marqueses de Astorga cancelaron en el último momento aquella boda de su hijo con una de las once descendientes de las cinco relaciones matrimoniales y no del gran conquistador, en todos los sentidos. Cuentan que Hernán Cortés cogió tal enfado por la anulación del enlace que acabó costándole la vida.

Su amargura derivó sin embargo en la gran industria del dulce de la capital maragata. Ahí es nada!

La importancia de la capital maragata, fue un factor muy importante para la democratización del chocolate, por un lado, su importante diócesis, se convirtió en un ávido consumidor de chocolate, consiguió incluso una bula papal especial para poder seguir consumiendo en cuaresma al considerarlo bebida. El clero potenció la expansión del mercado del chocolate. Le sumamos otro vector maragato, los Arrieros, que controlaban las rutas del comercio más importantes, incluyeron el cacao en sus viajes de ultramarinos hacia Astorga y el chocolate hacia Madrid entre sus productos más demandados. Y por último, aunque en el norte de España, no podemos plantar el cacao, tenemos el clima ideal, frío y seco para facilitar su fabricación y conservación en perfecto estado.

El caldo de cultivo ideal para que Astorga llegara a tener más de 20 fábricas de chocolate en el pasado, y algunas aun siguen en activo, como El Arriero Maragato, que sigue con la tradición renovada de chocolates artesanos, o Choco Dulce Cabezas, que sigue manteniendo la mítica marca de chocolates margatos La Cepedana.

El Chocolate se expande por la provincia

En 1916, en plena explosión de la industria chocolatera maragata, y precisamente huyendo la saturación de ese mercado, y guiado por su instinto y el sonido de los molinos que existían en Castrocontrigo, un indiano regresado de Argentina decidió que montaría su fábrica de chocolate a 40 Kilómetros del epicentro, un lugar diferente para un chocolate diferente.

Y vaya si acertó, mientras se pinchaba la burbuja del chocolate, por la escasez y la bajada de calidad de la materia prima y  llevaba al traste a muchas de esas fábricas, se empezó a forjar una marca de leyenda, el Chocolate Santocildes que sigue en nuestros días en plena forma, y en constante evolución, aun conservando el característico sabor con más de 100 años, de tostar el cacao criollo con un bombo de leña. Aunque siguen abriendo nuevos caminos, como el nuevo turrón de chocolate que está renovando totalmente la industria.

Y a día de hoy, un producto tan importante como el chocolate, no deja de estar presente en otros ámbitos de la gastronomía y repostería leonesa, sirva de ejemplo la alta calidad de los chocolates y bombones que la creatividad de Sergio al frente de la Confitería Conrado en La Bañeza consigue cada año, o la magnífica bombonería que la familia de Confitería Fuensanta desde León llevan por bandera, además del chocolate de sus exquisitos pasteles y tartas, y es que el chocolate está extendido como un producto que sin ser propiamente autóctono, tiene una personalidad especial, que le otorga el «título» de producto de León.

Así que sí, podemos considerar el chocolate como un producto de León.

No olvides que consumir chocolate de León, ayuda a mantener un ecosistema de empresas y familias, además de, con este pensamiento práctico, rebajar el sentimiento de culpa cada vez que atracas el armario del chocolate… todo sea por León y sus maravillosos productos locales. (guiño-guiño-codazo)