Una de vampiros en León.
No hace mucho tiempo, en la Catedral de León, en la capilla de la de la Virgen Blanca, podías toparte con el vampiro de la Catedral. Hasta su tumba llegó no hace tanto un endemoniado para clavarle una estaca. Rompió las vidrieras y se coló de noche en el templo para acabar con el maleficio del sobrino de Alfonso X el Sabio, el infante don Alfonso, el que nunca ha muerto. El asaltante nocturno fue tachado de loco y acabó en comisaría. Las vidrieras se restauraron y todo el mundo parece haberlo olvidado.
En realidad, los leoneses somos un poco hematófagos, al igual que el conde drácula o Elizabeth Báthory, no lo podemos evitar, va en nuestro ADN, nos gusta la sangre.
Eso si, no nos vale cualquier cosa, dentro de nuestras rarezas, nos concedemos ciertas normas, y no, no estamos hablando de política, hablamos de la sangre más apetecible del mundo, que en León, adquiere una nueva dimensión: LA MORCILLA DE LEÓN.
Todo el mundo conoce la «morcilla» en sus múltiples acepciones, como embutido, con arroz como la de Burgos, con piñones como la de Salamanca, curada como la Asturiana, o de muchas otras formas de ser preparada y cocinada, pero la de León, es diferente a todas.
¿Quieres saber de dónde procede la Morcilla?
Pues ni más ni menos que Homero, Ulises y sus amigos, ya mencionaban la morcilla, si, si, además de evitar el canto de las sirenas, parece ser que Ulises y su tripulación ya solían degustar de buenos platos de morcilla griega.
Los Romanos, que no se perdían un detalle, se apropiaron de los mejores inventos del protectorado, antes de conquistarlos, y entre esos tesoros, estaba la morcilla. ¿te lo imaginas? con sus togas blancas, celebrando a Dionisos con vino y… morcilla de tapa!
Y así fue como llegó a la península ibérica, por la vía romana, para quedarse. La morcilla siempre ha estado muy vinculada a la cultura gastronómica de nuestra tierra, que nos lleva a su origen en las famosas matanzas del cerdo, de las que nos recuerda el refranero que se aprovechaba del cerdo “hasta los andares”, como para no aprovechar la sangre…
En España. la primera descripción escrita de la morcilla aparece en el año 1525 en el libro «Llibre del Coch», del catalán Robert de Noia.
El origen etimológico de la palabra morcilla, podría estar en el diminutivo de la palabra «morcón» que hacía referencia a la tripa gruesa usada en los embutidos.
Si en la Capilla Sixtina del Románico, como es el Panteón Real de San Isidoro, el mes de noviembre estaba marcado por la matanza, ya te puedes hacer una idea, de cuantos años de sabiduría encierra un sencillo plato de morcilla.
El ingrediente principal es la sangre de cerdo coagulada a la cual se añaden otros ingredientes, como la cebolla, manteca de cerdo, miga de pan, ajo, pimentón y sal, que le aportan más consistencia y parte de su peculiar sabor.
En el proceso final, se cuelgan para que sequen durante unos días, donde el aire frío seco de la montaña leonesa facilita este proceso final. Ese ingrediente, no pueden tenerlo en cualquier sitio… no?
Pero.. cómo se come?
Hay que sacarla de la tripa y hacerla a la plancha, la magia ya está hecha. Lo ideal es servirla extendida sobre una rebanada de pan. Pero nuestros cocineros, de los más intrépidos de la piel de toro, siguen haciéndola de una y mil formas diferentes…
La tradicional tosta de morcilla de León es la que puedes consumir en muchos bares y restaurante del Barrio Húmedo o Romántico y es también como se consume durante las fiestas más populares, como la de San Froilán (que fue eremita antes de Obispo, y seguro que le gustaba la morcilla).
La morcilla acompaña también a los leoneses en otras facetas, como en el cocido leonés, el maragato, en empanada (de eso en el Bierzo saben bien), en revuelto, en croquetas…
Existen mil maneras de disfrutar de la morcilla de León, y las que aún faltan por descubrir, no dejes de probarla en todas sus formas y formatos, maneras y ademanes, de cualquier manera, la morcilla, como si fuera un comodín gastronómico, siempre queda bien.
Tenemos muchísimos buenos productores de morcilla en León, pero si tenemos que recomendar algunos, ya que cada uno tiene sus propias características serían:
Elaborados Matachana, que da nombre a este elaborado como la morcilla de Matachana, inconfundible.
Y como no, Morcillas Morvega, que ademas de fabricar una de las mejores morcillas frescas, la envasa pasteurizada en bote, para poder llevársela a cualquier sitio, manteniendo todas sus propiedades y sabor auténtico.
La Morcilla de León, es uno de nuestros productos emblemáticos, no dejes de consumirlos, porque es una manera de favorecer su existencia, nuestra economía y tradición. Consume productos de León, los encontrarás todos en La Despensa del Diario de León