Godello, frescor Berciano
La uva berciana que triunfa en los meses calurosos, es el blanco Godello, un vino refrescante y lleno de matices.
Si la semana pasada, presentábamos a la uva Albarín como el «summum» de los blancos con acento de la D.O.León, (ver aquí la noticia sobre la uva Albarín) por aclamación popular, tenemos que hablar del orgullo berciano: La Uva Godello. Una variedad con acento gallego (sólo se da en las zonas de Galicia y León) y está ganando terreno a las verdejo y la chardonnay.
Y es que esta uva, que acompaña a la Mencía en la D.O. Bierzo, tiene una carácter único y una fama más que merecida, por las posibilidades, y por los magníficos vinos del Bierzo, que varias bodegas llevan haciendo, y con los que consiguen muchos premios a nivel internacional.
Si todo comenzó con aquella etiqueta de Prada A Tope que definía el vino Godello como: «Vino alegre, chispeante y con genio elaborado con la variedad Godello de nuestras propias viñas de Canedo» allá por el año 91, y que ponía, una vez más, a José Luis Prada Méndez por delante de todos los demás a la hora de apostar por lo autóctono y por reivindicar la uva, viendo que tenía mucho recorrido, como después hemos podido comprobar, cada vez más bodegas elaboran blancos interesantes con Godello, de manera monovarietal y cada vez, más aficionados al vino, descubren un vino fresco, pero con todo el potencial de una uva compleja y siempre predispuesta al cambio y la novedad, vinos con volumen, complejos en nariz pero llenos de matices e intensidad.
Si tradicionalmente, en España, en general, la superficie de viñedo de variedad blanca supera a la cantidad de uva tinta, tal vez por el antiguo concepto de productividad, ya que lo único que importaba era la cantidad, en lugar de la calidad y la vinificación conjunta producía más cantidad. Hasta que en los 80 el concepto de vinicultura cambió y entre otras grandes mejoras, se pusieron en valor las uvas autóctonas, se crearon los órganos reguladores y comenzaron interesantísimos proyectos independientes.
foto: raquel p. vieco