El Yogur, entre la casualidad y genialidad.
Como otros grandes avances de la humanidad, el yogur también se «inventó» gracias a la casualidad, una gloriosa serendipia que nos hizo descubrir un producto que se encuentra a medio camino entre los delicatessen y los productos medicinales.
Cuentan las crónicas que los antiguos pueblos nómadas transportaban la leche fresca que obtenían de los animales en sacos generalmente de piel de cabra. No era lo que pretendían, pero un descuido y un retraso inesperado, unido al calor y el contacto de la leche con la piel de cabra propiciaron la multiplicación de las bacterias ácidas que fermentaron la leche y la convirtieron en una masa semisólida y coagulada, que una vez que la probaron, se aseguraron de volver a producir.
El nombre del Yogur viene del turco «yogumark», que significa «espesar mezclando» en turco, si bien los búlgaros se atribuyen el descubrimiento y el nombre en cuestión: jaurt.
En Las mil y una noches, el yogur aparece como un sabroso manjar servido en suntuosos banquetes, y una vez difundido por Europa y Asia, fueron los tártaros quienes introdujeron una gran variedad de productos lácteos en la nueva cocina, como las sopas agrias, el kéfir y como no el yogur.
El yogur, en origen, se encuentra en la leche tibia donde sus dos bacterias principales: el Lactobacillus bulgaricus y el Streptococus thermophilus. Estas dos bacterias trabajan entre sí para producir la fermentación de la leche. Primero se consume la lactosa para después liberar ácidos y conseguir que las moléculas de caseína se apelotonen y se unen a la lactoglubina y formar así una crema delicadamente ácida. Ahí tenemos a nuestro yogur, en su máxima expresión, que no es otra, que el yogur artesano.
Dos factores hacen que los productos de León, puedan presumir de yogures artesanos, por un lado, la naturaleza favorece que con unos pastos naturales, los animales que pastan en ellos, sean vacas, ovejas o cabras, produzcan una leche realmente espectacular, el principal ingrediente, y el otro factor, es el carácter leonés de mantener la tradición, los procesos artesanales y la perseverancia, para poder hacer así unos de los mejores yogures del sur de Europa.
En León, tenemos varios ejemplos de casos de éxito en el campo del yogur artesano, y sin duda, además de la fama de los quesos y otros lácteos, el yogur que se hace en León, es de los mejores del mundo, pudiendo competir con cualquier yogur de origen griego o turco, por ejemplo.
En León, todos conocemos los productos de Coladilla, quesos, helados y otros lácteos, pero la gran estrella, sin duda, es el Yogur de Coladilla, pueblo leonés situado en la montaña central leonesa, a 1.000 metros de altitud, rodeado de bosques de robles, peñas calizas en los altos y prados naturales en sus alrededores. Coladilla pertenece al Ayuntamiento de Vegacervera, en cuyo término municipal se encuentran las Cuevas de Valporquero. Las vacas allí, se alimentan en plena libertad y naturaleza, y el yogur artesano es mucho más que un simple producto, es pura magia, puedes conocer más sobre los yogures de Coladilla en La Despensa del Diario, Coladilla.
Otro de los «buques insignia» dentro de los Yogures Artesanos de León, son los del Monasterio de San Miguel de Escalada, elaborar yogures con leche de calidad inmejorable y de forma artesanal, únicos en el mercado por la excelencia de la leche de las vacas pardas de San Miguel de Escalada, para obtener el yogur perfecto.
Allí, Maripaz y José Vidal, elaboran uno de los yogures más especiales de León, justo al lado del Monasterio mozárabe de San Miguel de la Escalada, en pleno camino de Santiago, y a solo 27 Km de la ciudad de León, harán que sientas, con cada cucharada, el placer de los sabores de pueblo, de un estilo de vida sencillo y natural, donde todo se hacer «a fuego lento», un yogur cargado de historia, podrás conocer mejor los yogures de Monasterio San Miguel de Escalada en su ficha, dentro de la Despensa del Diario de León.
Cundo consumes yogures artesanos, como productos de León, estás ayudando a que la economía de cercanía se recupere, a que se siga «moviendo la rueda» los productores a su vez, seguirán moviendo esa economía entre productores de materias primas, negocios locales, etc… haciendo así que el dinero circule hasta 5 veces más entre la población y los negocios locales que cuando se compara productos a una distribuidora global o internacional. Consumiendo productos de León, nos ayudamos todos!