Vinos frescos y diferentes para gente sin complejos

DENOMINACIÓN DE ORIGEN LEÓN
Trescientos viticultores que trabajan casi 1.400 hectáreas de viñedo y cuarenta bodegas del sur de la provincia de León y el norte de la de Valladolid desarrollan su actividad bajo los criterios del Consejo Regulador de la todavía joven Denominación de Origen León. La búsqueda de la más alta calidad tuvo este año su compensación en la calificación de «excelente» para la cosecha de 2018.

Vinos frescos y diferentes para gente sin complejos

E l 27 de julio cumplió doce años y celebró el cambio de nombre —oficialmente desde el 8 de abril y con autorización de la Unión Europea eliminó de su mención el peyorativo «Tierra de» para pasar a ser sencillamente Denominación de Origen León— y con la calificación de la añada 2018, la que ahora está en el mercado en el caso de los vinos jóvenes, como «excelente». Supone, en el primer caso, la culminación de una largo y complejo proceso administrativo en el que Consejo Regulador ha estado envuelto durante cinco años y que tiene como objetivo «evitar confusiones con vinos de calificación de rango inferior y, sobre todo, la proclamación del orgullo por la proximidad y el origen, por la tierra de la que somos y por la que luchamos», afirma su presidente, Rafael Blanco.

En el segundo, esa máxima calificación de los vinos jóvenes que ahora mismo pueden consumirse y certificada el 3 de mayo por un comité de cata independiente es defendida como «un premio al enorme trabajo y la sabiduría de viticultores, bodegueros y enólogos en la incansable búsqueda de la máxima calidad, algo que, lo mismo que la variedad y el origen cien por cien leonés, sólo garantiza la certificación de la Denominación de Origen León, representada en la tirilla que aparece en el reverso de cada una de las botellas».

En un año de intensísima actividad de difusión de sus variedades de uva Albarín y Prieto Picudo y de promoción de sus vinos, el objetivo en el que el Consejo Regulador ha centrado buena parte de sus esfuerzos es «en el cambio de imagen de la denominación de origen, la percepción que fuera se tiene de ella, y el de la consideración social de nuestros vinos. Hemos buscado por distintas vías, y lo seguiremos haciendo, la conexión con la sociedad leonesa, no sólo para que se nos conozca sino también para que se reconozca lo que hacemos en la viña, en la bodega y en la calle», dice Blanco.

La primera de ellas es «la comunicación directa mediante el rediseño, la reactivación y la definición de contenidos de la página web, la canalización también de esa información a través de las redes sociales y la presencia muy frecuente en los medios de comunicación». Pero también «las actividades en la calle, en contacto directo con el consumidor y en el apoyo al sector hostelero. En ese sentido, el balance de las iniciativas desarrolladas en primavera —Blancomántico en el Barrio Romántico y Rosado y Picudo en el Húmedo—, orientadas a divulgar las cualidades organolépticas y la calidad de nuestros vinos de Albarín y Prieto Picudo y a incentivar su consumo, no puede ser más satisfactorio, y sin duda las repetiremos porque así se nos pide desde las administraciones, desde la sociedad y la hostelería y también desde nuestras bodegas». 

No menos importante, valora el presidente del Consejo Regulador, es «la identificación con un mensaje y un objetivo emocionales de gran alcance social a través del hashtag, luego convertido en eslogan, I DO León-Haz León y de los mensajes optimistas contenidos en su manifiesto que, apoyados en las imágenes de nuestros mejores referentes personales, invitan a alejarse de la resignación social y a luchar por el futuro y el desarrollo laboral y económico de nuestra provincia como cobijo de las nuevas generaciones».

Pero sin duda el mayor impacto visual lo ha conseguido el Consejo Regulador con el llamado «plan de señalética»: placas en las fachadas de los establecimientos hosteleros y tiendas especialidades con el mensaje ¿Un vino?  Ponme un León (Denominación de Origen), mandiles, posavasos y cajetines soporte para nuestras guías de bodegas y relativos a la oferta enoturística.

No obstante, el gran objetivo, vinculado al anterior y por el que todavía lucha y lo seguirá haciendo el Consejo Regulador de la Denominación de Origen León es «el cambio en el perfil del consumidor. Sin renunciar a los  leales al histórico clarete, lo que intentamos es llegar a los jóvenes, incluso a los consumidores nóveles, especialmente a través de nuestros vinos blancos y rosados, cuya aceptación está creciendo no sólo en España sino a nivel mundial». «Creemos —argumenta Blanco— que se ajustan a los nuevos gustos del mercado, también los tintos si es en la mesa, y queremos transmitir la idea de que la gente joven se siente reflejada en el espejo de nuestros vinos y que su elección prioritaria debe ser un vino de León, y por supuesto el deseo de que disfrute de él y sobre todo que lo haga sin complejos, sin complicaciones ni tecnicismos, sin malos rollos, sólo porque le gusta, porque se identifica con él, porque es motivo de orgullo, porque considera socialmente responsable consumir lo nuestro y, sobre todo, porque son y están muy, muy buenos».