La Prieto Picudo, una de las nuestras.
De racimos apretados, uvas «prietas» y con forma ovalada terminada en punta «picudas» son el comienzo de la historia de estos vinos magníficos de León»
Su historia, se remonta a tiempos de los romanos, posteriormente la zona sur de León, gracias al gran trasiego de peregrinos y viajeros, y después a monasterios que practicaron la viticultura en los tiempos más oscuros, llegó a nuestros tiempos como una uva a granel, que abastecía de vino a toda la zona norte de la península.
Parecía que la uva era ruda y áspera, y nunca se procesó en su propio lugar de origen, hasta que, oh, casualidad! alguien descubrió todo su potencial…, su historia es parecida a la del patito feo, una uva que se utilizaba casi como relleno, pero que cuando empezaron a mirarla con otros ojos, y ver sus múltiples posibilidades, se convirtió en un bello cisne.
Todas las historias acerca de uvas y vinos, pasan por haber sobrevivido o no a la plaga «filoxera» que cerca del año 1880 llegó a tierras leonesas y no dejó de destruir viñedo hasta la primera etapa del siglo XX, esta plaga que llegó de América y se coló en Europa desde Inglaterra, no pudo destruir la tradición de las «cuevas-bodega» muy arraigadas en esta zona, espacios excavados en pequeñas lomas de tierra, a modo de galerías, donde se forma un micro-clima perfecto para la fermentación del vino.
Las cepas viejas tienen la cabeza enterrada y las ramas extendidas sobre el suelo, algo completamente inusual. Esto hace que su poda sea diferente a cualquier otra, mucho más sacrificada, la disposición de las ramas te obliga a realizarla de rodillas, es la famosa y única poda en rastra. Así que se planta en espaldera, para mejorar su producción, y poder abaratar costes. Sin duda, esta ha sido uno de los factores que hacen triunfar a la uva prieto picudo. La altitud de la zona de León, entre los 700 y 900m, hacen que la prieto picudo, sea una uva muy especial y esté tan vinculada al territorio.
Ha sido el trabajo de los productores y los enólogos el que ha conseguido que la uva prieto picudo, elaborada en las propias bodegas, sea considerada como una uva muy expresiva y con alma salvaje, los procesos de los últimos años, han conseguido múltiples premios y reconocimientos para nuestros vinos, los de nuestra tierra, los que tenemos que apoyar.
Para «cuñados», podéis memorizar este mantra: Es una uva que aporta mucho color, con aromas de fresas silvestres, arándanos, y flores azules. En boca, los vinos de prieto picudo son amplios y enérgicos, con una vigorizante acidez que resulta clave en su equilibrio.
Para todos los demás: ignora las etiquetas y disfruta de este vino como lo que es, una obra de arte, como una cápsula del tiempo que retiene en la magia de la botella, los aromas, el sabor y las texturas de un momento preciso, en una tierra concreta, de un racimo de uvas prietas, y picudas.