Miel, la naturaleza en el bote

Los montes de León dan una miel única, muy rica y aromática, pero los apicultores necesitan más apoyos para que este sector no se vea de nuevo en una encrucijada por la baja producción. Como ejemplo, una empresa ecológica como El Robledal de la Vega, una de las mejores mieles del noroeste.

Un néctar de primera, hecho de brezo y flores

Los montes de León dan una miel de primera calidad, pero los apicultores locales necesitan más apoyos para que sea una de las bases de desarrollo del medio rural. Ayuda a fijar población y es un producto sostenible con el entorno, pero el sector no pasa por su mejor momento. De hecho, la producción está campaña se ha visto mermada en una cuarta parte.

La cantidad recogida por colmena no supera los cinco kilos, frente a los 20 de temporadas anteriores. «Es una cifra ridícula si se tiene en cuenta lo que se necesita para cubrir los gastos mínimos», lamenta el presidente de la Asociación Leonesa de Apicultores, Javier Morán. Además, la producción está igualmente desequilibrada porque cambia mucho según en qué zonas están localizadas las colmenas. Varía también en función de las condiciones meteorológicas.

La miel es un tesoro de la naturaleza, un placer para los golosos que ayuda a mantener alejadas las infecciones. Elimina toxinas, es buena para el corazón, favorece la digestión, combate las alergias… Contiene azúcares energéticos, vitaminas, minerales, encimas activas, aminoácidos, ácidos orgánicos, sustancias antibióticas, polen, aceticolina y agua. Siempre hubo tradición de hacer miel en las comarcas leonesas, donde las abejas han trabajado de manera incansable. Antiguamente la colmena se habilitaba en un tronco de árbol hueco, el ‘truébano’, y la comodidad de las ‘mosquinas’ era objeto de no pocos desvelos. Los apicultores tradicionales conocían muchos de los secretos del comportamiento de las abejas y esas fórmulas han viajado generación tras generación para convertir a la miel leonesa en una de las mejores del mundo. La elaboran en prácticamente todas las zonas de León.

Suele clasificarse en tres clases: la miel de brezo, que es la predominante, de color oscuro rojizo y rica en hierro; la miel de bosque, muy oscura y propia de la montaña; y la de mil flores, típica de las vegas y tierras llanas. Ahora mismo hay cerca de 45.000 colmenas en la provincia, de las que unas 35.000 pertenecen a apicultores que forman parte de la asociación leonesa. Quienes se dedican a este sector buscan la forma de exportar parte de su producción porque el mercado nacional está invadido por miel extranjera. Las instituciones no pueden dar la espalda a un sector que debe ser parte de la solución para evitar la despoblación que amenaza los pueblos.