La fuente leonesa que resistió a la embestida

La fuente leonesa que resistió a la embestida de los cupos y recortes europeos

La leche leonesa nunca llegó a lo que podía ser; pero se ha abierto un hueco entre los sectores
más pujantes del sector agroalimentario leonés y ya sostiene varias iniciativas de transformación que equivalen a creación de riqueza, negocio, marca, presencia en el mercado. Crece el número de artesanos queseros; crece el ámbito de acción comercial de otra marca leonesa.

Hoy, el sector de los lácteos en León ha ganado peso y proyección a nivel nacional; también internacional, a base de competir con destreza y calidad en la elaboración con los mejores lineales del manufactarado, con el elemento artesanal, que lleva un repertorio mercantil que aún no ha tocado techo.

La leche leonesa nunca llegó a lo que podía ser; pero se ha abierto un hueco entre los sectores más pujantes del sector agroalimentario leonés y ya sostiene varias iniciativas de transformación que equivalen a creación de riqueza, negocio, marca, presencia en el mercado. Leche, queso, yogures; la líquida y otros sucedáneos, mantequilla o polvo, es la esquina más reducida de un elemento económico que a pesar de los inconvenientes se mantiene en pie.

Gracias a la vocación de los ganaderos, sufridores ante caprichos de la cotización que hace que, en muchos casos, los costes de producción resulten mucho más elevados que el precio, que lo perciben a cambio. León siempre fue un territorio lechero; que tuvo su máximo exponente en la mitad de los años ochenta, del pasado siglo, cuando con más de 25.000 explotaciones de producción de leche de vacuno, se alzó como líder nacional en la producción láctea, de vaca; luego llegó la política a rebanar las expectativas, hasta reducir la marca a una línea confundida con la crisis; la recesión fue continua hasta que las producciones se estabilizaron en torno al cuarto de millón de toneladas, en el límite del cambio de normativa que acabó con las cuotas y los corsés de producción.

 

Esa liberalización no se ha traducido en más leche, porque los precios y la saturación del mercado impide al sector primario dominar un terreno abonado para que la industria, la gran industria, campe a sus anchas. La mayor parte de la producción de la leche leonesa sale fuera de León; es materia prima para las queseras castellanas y marcas lecheras consolidadas que se transforman en fábricas de la cornisa cantábrica, o Galicia, principalmente, que se nutren en las explotaciones leonesas, de ovino y vacuno, caprino también.

Por eso, la que se transforma dentro de los límites de la provincia leonesa tiene más importancia, si cabe; como elemento dinamizador de la economía, como recurso de valor añadido, uno de los más notables en el área de producción del campo leonés. León tiene en marcha ahora grandes iniciativas que nadan en la leche de los rebaños vacunos y ovinos de León.

No hay producción en León que sea capaz de apegar más a los productores al territorio que la leche. Por eso resulta más difícil contabilizar lo que puede mover un litro de leche que sale de las vacas, ovejas o cabras leonesas. Cuánto aporta, cuánto repercute; cuánto, desde un sector que fue empujado del trono de liderazgo a nivel nacional que marcó no hace más de cuatro décadas. A pesar de aquella embestida, hay leche leonesa; buena leche leonesa.