La apicultura leonesa evoluciona
La apicultura leonesa evoluciona hacia lo ecológico y continúa con su expansión
Más de 600 productores repartidos por la cordillera y el Bierzo forman la Asociación de Apicultores de León
La provincia de León siempre ha tenido una tradición apícola muy importante definida por un número grande de apicultores con explotaciones pequeñas en número de colmenas y muy diseminadas por toda la provincia. Gracias a todos los apicultores y a sus abejas se ha garantizado prácticamente toda la polinización de la flora de la provincia.
En la provincia el sector tiene más presencia que la media nacional y se extiende la figura del apicultor transeúnte, que comparte explotaciones en varios territorios, incluso de diferentes comunidades autónomas.
Cada vez hay mas productores que aumentan el valor añadido del medio rural, sin perder de vista que en León la apicultura prefiere la calidad a la cantidad. Los datos de la provincia son superiores a la media española, en el registro aparecen registrados un total de 1.950 de apicultores y 79.613 colmenas. La mayoría de ellos no son profesionales, categoría que se reserva para los apicultores que tienen más de 150 colmenas que, en este caso, son 128. Aunque el 93,5 de los productores son, en realidad, aficionados, el sector asegura que el 61% de los colmenares trabaja con medios profesionales. La producción de miel el pasado año por colmena fue de 7 kilos, variando según la altitud (a partir de 700 metros mayor producción), aunque no siempre es igual ya que varía cada año.
El kilo de miel se vendió a granel por encima de los 5 euros, en tarro a más de 8 euros. El kilo de cera estampada en láminas se cotiza a más de 13 euros y en bloque a más de 8 euros.
Polinización
Una de las cuestiones que más preocupa al sector es que en los últimos años se está diezmando la función polinizadora de las abejas, indispensable para el ciclo de más del 60% de los alimentos que se consumen en toda la provincia. Estos factores son el éxodo rural, las enfermedades de las abejas y últimamente también los incendios que han arrasado colmenares enteros, según explica Javier Morán, presidente de la Asociación Leonesa de Apicultores.
A la hora de trabajar, cada vez son más los apicultores que deciden cambiarse a lo ecológico, aunque de por sí se trata de u producto en el que no se detectan grandes diferencias entre una producción ecológica y una que no lo es, sobre todo en el sabor. Las principales diferencias de una u otra modalidad son el uso de medicamentos contra la enfermedad de la barroa, pero que no afectan al modo de trabajo ni de vida de las reinas de la miel.
Los productores aseguran que aún son escasas las ayudas que se promueven desde las instituciones, que están dirigidas sobre todo a la fumigación y conservación el terreno, en muchos casos vinculadas a su pertenencia a un espacio protegido. Los apicultores profesionales pueden acceder a una línea de ayudas de la Junta.